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Antes de comernos las uvas

A unos días de finalizar el 2018 parece que toca hacer balance. Aunque yo creo que cualquier momento del año es bueno para hacer estas reflexiones, de algún modo estos días nos invitan a hacer un parón para analizar cómo ha sido el año que termina y qué esperamos del nuevo que está a punto de empezar. El año pasado por esta época escribí un post que ahora he releído y la verdad es que me ha gustado revisarlo. Las preguntas que me hacía en aquel momento sirven de nuevo este año. En mi 2018 ha habido cambios significativos, decisiones importantes,… de las que me siento orgullosa. Me doy cuenta de que cuando quieres algo de verdad, tienes que ir a por ello, sin obsesionarse, pero poniendo la energía suficiente. Sin dejar que lo demás desaparezca, pero estando atenta a las oportunidades. También hay cosas que se escapan de mi capacidad de actuación, que me toca aceptar, aunque duelan (y mucho), pero que no puedo cambiar. No puedo engancharme a ellas porque me impedirían disfrutar

Zanahorias, huevos y café

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En el libro de Nuria Pérez, " Te mereces esto y más" , leí un texto que me gustó mucho, y que a mí me hizo pensar... Dice así: " Una antigua historia cuenta que las personas se dividen en zanahorias, huevos y café. Las zanahorias parecen duras, pero si las sumerges en agua hirviendo acaban destrozadas. Los huevos son frágiles, pero el agua hirviendo los vuelve más resistentes. El café no solo resiste al agua sin inmutarse, consigue además cambiarla y mejorarla para siempre. ¿Tú qué quieres ser? " Pensaba escribir desde este punto mi propia reflexión, pero el libro de Nuria continúa de una manera que me parece muy útil, así que te dejo aquí algunas de las frases que vienen a continuación: " Las 'personas café' tienen clara una cosa: lo más importante en la vida son los compromisos. (...) Su presencia siempre se nota. Su recuerdo permanece, aunque ya no estén. (...) Lo bueno del café es que basta una pequeña cantidad para notar su efecto.