Uf! qué pereza!
Esta entrada va dedicada a Carlota y a Carmen, que durante la comida que hemos tenido hoy me han inspirado para escribirlo. Gracias chicas por la conversación!!
Y es que en medio de la comida, hablando de todo un poco, salió un "Uf! qué pereza!" y empezamos a debatir si realmente era pereza lo que había ahí, o se escondía algo más. Y empezamos a plantearnos situaciones en las que usamos esa expresión...
Y claro! como pasa siempre que uno se pone a pensar un poco en profundidad, pues se descubren cosas...
Lo primero que he hecho es buscar en el diccionario de la RAE el término pereza. Las 2 primeras acepciones son:
1. f. Negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados.
2. f. Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.
Primera sorpresa, porque si bien es cierto que el segundo significado sí se acerca a lo que tenía en mente: "flojedad", como pocas ganas,... jamás habría asociado a la pereza con "negligencia". Que parece que suena duro, no?
"Descuido", "tardanza", sí, no parece descabellado, porque cuando algo nos da pereza, lo aplazamos, le dedicamos poca atención, y quizá de ahí el descuido...
Lo que surgió en la conversación es que la pereza a veces está ocultando algo que preferimos no ver:
"Es pereza, pero es miedo,...
pero además de miedo hay rechazo,...
pero además de rechazo hay enfado..."
Y entonces, pensando en las ultimas veces que yo he usado esa expresión me he dado cuenta de que sí, de que a veces decimos que algo nos da pereza, cuando lo que nos pasa realmente es que tenemos miedo de enfrentarnos a ello, miedo quizá de no ser capaces conseguirlo.
Incluso cuando algo nos genera rechazo, podemos excusarnos con la pereza, "Uf!, qué pereza!", cuando realmente lo que queremos decir es que no queremos hacerlo. Esa reunión en la que sabemos nos van a llover tareas...No es pereza... es rechazo.
¿No has dicho alguna vez ese "Uf! qué pereza!" cuando has tenido que ir a ver a alguien que suele cabrearte? Quizá escondemos tras la pereza esa rabia que nos genera.
A mí me ha dado que pensar... Estaré atenta cada vez que utilice ese término. Quizá descubra algo que estaba ocultando. Quizá no. Quien sabe.
Te animas a observarte y si descubres algo me lo cuentas?
Que tengas muy buena semana y una Vida Feliz.
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Muchas gracias por leerme!!
Para mí pereza es lo opuesto a emoción. Es ya archisabido que emoción viene de movere, movimiento. La pereza es el lastre que frena el movimiento. Muchas veces miedo o rabia, como dices, Regina. Yo añado otra: cuando lo que toca hacer (y nos da pereza) no nos aporta nada, cuando nos es imposible encontrarle un sentido. Quizás para ese caso lo pregunta interesante es por qué no decimos, claro y explícito, un sencillo “no”
ResponderEliminarEs cierto... lo que nos cuesta decir "no quiero hacerlo".
ResponderEliminarGracias Regino!